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jueves, 28 de octubre de 2010

TERCERA HIPÓSTASIS: EL ALMA ACTIVA

   Para que el Alma pueda mantenerse en la existencia debe contemplar la hipóstasis anterior, de manera que su unidad se encuentre en un dinamismo interior y en sí misma. Encontramos en los escritos de nuestro autor[24], una sección dedicada al estudio del alma que tiene una peculiar característica: es una y se encuentra de forma particular en cada individuo material. Partiendo del principio plotiniano que «el alma sin ser uno no sería ser», no parece contradictoria su afirmación que es a la vez una y múltiple, de lo contrario, si no fuera también una, simplemente no existiría. En este sentido no afirmamos que el alma sea una hasta el punto de estar totalmente exenta de multiplicidad, porque esto corresponde a la naturaleza superior, lo que se está afirmando es que es una y múltiple y que participa de la naturaleza que «se hace divisible en los cuerpos» pero conservando su unidad interna[25]. Nuestro autor es preciso en sus argumentos y no da motivo a objeciones, ya que él mismo se interroga y responde, en efecto, si el alma es una sola ¿cómo es posible que una es racional y otra irracional e inclusive algunas vegetativa?

 Ante este problema, se responde que la parte indivisible del alma se identifica con la facultad racional que no se divide en los cuerpos, mientras que ella, por el contrario, agrupándose en cada uno de estos, proporciona una sensación y consecuentemente es considerada como una potencia[26], y esto no le excluye su dinamismo intrínseco.

Consecuentemente, como la función primordial del Alma es producir los demás seres, podemos considerar esta última de las hipóstasis como una especie de «Demiurgo Platónico» porque es quien tiene contacto con los entes materiales y es capaz de producirlos debido a que es una especie de divinidad superior a todos ellos al cual deben su existencia. En suma, el alma no se confunde con la multiplicidad ni mucho menos con los cuerpos y, de hecho, no puede ser uno de ellos porque le caracteriza su inmortalidad.
En este mismo contexto, B. Grenet sostiene que Plotino toma posición respecto del materialismo epicúreo, pero sobre todo estoico y luego adopta un aristotelismo[27]. El ser del alma, como hemos dicho, de acuerdo a su inmortalidad, a su unidad y multiplicidad, no consiste en adoptar una forma de un cuerpo, que sería contradictorio, sino que es una sustancia que existe antes de ser alma de uno de ellos. En consecuencia, su esencia no es ninguno de los cuerpos sino que su esencia pertenece a la naturaleza misma de la inteligencia[28], de esto se sigue que para poder subsistir tenga que contemplar al Unum a través de ella.

 Estamos evidenciando en estos parágrafos, como es notorio, un problema verdaderamente metafísico que ubica en dos niveles el estado del alma, uno relativamente particular que se encuentra en los seres materiales vivientes y otro completamente universal que se une con lo inteligible.
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[24] Plotino dedica toda la Enéada IV a los temas relativos al alma, los desarrolla en forma sistemática haciendo notar primero su esencia, luego sus problemas y complicaciones para luego terminar con la unicidad del alma. Véase PORFIRIOVida de Plotino 25, 10.
[25]   Cf. PLOTINOEnéada IV 9, 2, 25.
[26]   Cf. Ibídem IV, 9, 3, 13
[27]  P. B. GRENETHistoria de la filosofía Antigua. Curso de filosofia tomista. Herder, Barcelona19844, 430.
[28]   PLOTINOEnéada IV 2, 1
Por: David Arturo Pineda Escobar

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