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jueves, 28 de octubre de 2010

SEGUNDA HIPÓSTASIS: EL INTELECTO O NOUS

Como el Uno es potencia de todas las cosas o el principio del cual derivan todas las cosas, así el Intelecto pensándose a sí mismo como fecundado por el Uno, es la totalidad de los entes inteligibles, que viéndolo desde un punto de vista platónico, podemos afirmar que corresponde a su mundo de las ideas[20]. En resumen, el platónico mundo de las ideas se encuentra colegado en cierto modo a esta segunda hipóstasis y se vuelve parte integrante de ésta en el sentido de su carácter inteligible.

El pensar es una propiedad esencial del intelecto que lo hace ser múltiple, inmaterial completamente. Esta afirmación nos permite aclarar que en el Uno no puede haber pensamiento, ya que el pensar es multiplicidad, no es primario sino secundario, de ahí que el Bien, es decir, el Uno no tiene un puesto para el pensamiento porque este se entiende como algo diverso a Él[21]. De esta manera, podemos notar la dualidad que existe en esta segunda hipóstasis: un sujeto pensante y un objeto que es pensado, mientras que en el Bien (Uno) es imposible dicha dualidad.

Pero parece un poco contradictorio que el Unum siendo perfecto no contenga pensamiento, y si no lo tuviera pareciera que es estéril e incapaz de producir algo, sin embargo no es así. Aclarando esta objeción, responderemos al mismo tiempo en el siguiente parágrafo, cómo es que se origina esta segunda hipóstasis.

Como hemos dicho, no puede  generarse por sí sola, sino aquella que está por encima de ella por ser suma Bondad e inmaterial, produce también lo inmaterial, y como hemos dicho que no da lugar al pensamiento, lo que hace es producirla inmediatamente cuando se vuelve a sí misma y tiene conciencia de sí. Nótese que Plotino al hablar de «conciencia de sí», admite en el Unum, un cierto tipo de conocimiento[22], que no es estrictamente un «pensamiento» como en la segunda hipóstasis (noýV). Ahora bien, en la primera de ellas, como no puede contemplar otro ser superior a él, porque de hecho no lo hay, se contempla a sí mismo, se “conoce”, por decirlo así, y esta conciencia es la Inteligencia, que es al mismo tiempo la imagen perfecta del Bien-Uno, de modo que para poder mantenerse en la existencia necesita estar siempre contemplándolo. De esto se sigue que es legítimo afirmar que existe en ella una posesión del bien, pero no por sí mismo sino en cuanto lo ha recibido del Bien-Uno, de esta manera se entiende por qué ella no es Bien-Uno, sino Bien-múltiple, lo cual nos hace pensar en un tercer elemento de la inteligencia: uno-bien-múltiple[23]. De ahí que la Inteligencia extrae del uno la capacidad de generar todas las cosas y estas tienden a la Inteligencia en cuanto esta es portadora del Bien.
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[20]   Cf. GREALE , -D. ANTISERI, Storia Della filosofia I. Dalla Antiquità al Medioevo, Editrice la scuola, Brescia 200410, 370.
[21]   Cf. Enéada V, 6.
[22]   Cf. Ibídem. V 8, 5.
[23]  Uno, que la hace ser única; bien, porque recibe todo de aquel que es Bondad; y múltiple, porque no es simple sino compuesta la cual la distingue el anterior. Es múltiple también en cuanto contiene todas las cosas que son múltiples. Para tener una visión más amplia de este tema, cf. Enéada VI, 7,19-20.

 Por: David Arturo Pineda Escobar

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